De concursos de belleza y ajiacos africanos

Hace varios días, vi que algo estaba causando incomodidad a algunos de mis contactos de Facebook y WhatsApp, especialmente a compañeras de la universidad. Se trataba de una publicación de Política Heróica, una página de noticias y opinión de Cartagena. En esta publicación, presentaban orgullosamente a la representante de la ciudad de Cartagena en el Concurso Nacional e Internacional de Belleza y Talento Señorita Afrodescendiente, organizado por la modelo Belky Arizala. La publicación, que venía acompañada de un video, inmediatamente llamó mi atención porque a diferencia de lo que se esperaría, la concursante no era una chica negra, era una joven blanca/mestiza. Al terminar de leer la nota de prensa, decidí ver el video y a medida que este avanzaba, creía menos en lo que veía.

Días después, haciendo segumiento a este concurso, me encontré con un video subido por la propia Belky Arizala (y que ella misma posteriormente eliminó) en el que la representante del departamento de Cundinamarca, una chica blanca/mestiza, justificaba su participación en el concurso a través de la frase “África es el origen de la humanidad”. Además, con un lenguaje muy poco natural, afirmaba, entre muchas otras cosas, que “el ajiaco es de África”. De entrada, las afirmaciones disparatadas de esta chica me causaron risa pero luego, reflexionando un poco, me indignaron ¡Claro! La humanidad viene de África, pero entonces si todos somos afrodescendientes, este concurso y las etiquetas que utiliza no tendrían ningún sentido; sería un concurso de belleza igual a los demás. Señorita Afrodescendiente es, según esto, Señorita Ser Humano, Señorita Homo sapiens. Pero si esto es así, y el lema que, con gracioso orgullo se ve en la promoción del concurso, se adjudica el buscar el rescate de la cultura, ¿dónde queda la inclusión cultural si se relega la definición de “cultura afrodescendiente” a una meramente conveniente? ¿Dónde queda la lucha contra el racismo si la adjudicación de negritud es motivada por beneficios económicos, que solo son aprovechados por las altas esferas de la sociedad? Indudablemente el nombre del concurso se atribuye una reivindicación que no promueve, ¿o es que acaso aceptar las discriminaciones y las luchas de una comunidad no conforma también su “ser” cultural?

Ver los testimonios de estas dos concursantes y de algunas de sus compañeras me causó gran malestar porque para la mujer negra ha sido muy difícil lograr un lugar dentro de la industria de la moda. Por tal razón, que se abran espacios de este tipo permite que muchas jóvenes negras que aspiran a entrar a la industria lo logren de una mejor manera y no sufriendo todos los maltratos que recibió Belky, la promotora del concurso. Para mí termina siendo poco coherente y hasta irrespetuoso que chicas mestizas se apropien de uno de los pocos espacios que tiene la mujer negra para representarse dentro de la industria de la moda. Esto debido a que como mujeres blancas/mestizas el acceso a ciertos escenarios se les facilita mucho más. Al final, bajo el discurso de la “afrodescendencia mundial” se renuevan y legitiman las discriminaciones anteriores pues se niegan luchas previas y se resignifica la afrodescendencia en términos cómodos para el que nunca se ha cuestionado su posición privilegiada.

Para mí, como mujer negra, es doloroso ver cómo chicas que no son negras se aprovechen de este tipo de espacios únicamente porque hay un incentivo económico. Qué bonito ser negra cuando hay dinero y reconocimiento, ¿no? Es indignante la manera en la que muchas de estas jóvenes, que de seguro nunca han tenido que vivir el racismo de que te nieguen la atención en una tienda o un taxi, se reapropien de manera abusiva de un término que implica una lucha de más de 500 años y lo usen de manera tan ligera como vía para alcanzar un interés meramente económico.

Muchas personas dirán, tal y como lo afirman las participantes del concurso, “es que ser negro/a o afrodescendiente no tiene nada que ver con el color de piel”. De acuerdo, no quiero llegar a una esencialización de lo que es ser negro/a o afrodescendiente, pero insisto, es un absurdo que chicas blancas/mestizas, con ciertos privilegios, se aprovechen de estos espacios y ridiculicen e invisibilicen todas las luchas de la gente negra. Porque aunque ser negro/a o afrodescendiente si bien no depende totalmente de un color de piel, sí ha implicado una historia de continua discriminación pero también de continua resistencia y lucha por unos derechos que han sido injustamente negados. La ilusión conveniente que articula este concurso, solo busca tomar las luchas históricas de una comunidad marginada, para resignificarlas (como descaradamente expone el concurso) y apropiarse de ellas, de modo que, al ver el resultado del concurso, la gente diga: “El racismo no existe, ¿no ves que todos somos afrodescendientes?”.